Pequeña iluminación de una noche larga. Arte Contemporáneo del Paraguay.

Octubre 2019

Curadoría Lia Colombino. Artistas: Adriana Almada, Carlos Almeida, Marcos Benítez, Bettina Brizuela, Otilia Heimat, Camila Cadogan, Jorge Carema, A(ccidententre)RIAN, Claudia Casarino, Fredi Casco, Arnaldo Cristaldo, Eliane Echagüe, Paz Encina, Cecilia Avati Fernández, Sara Hooper, Daniel Milessi, Marcos Ortíz, Javier Palma, Osvaldo Pitoe, Quiroz, Alfredo Gabriela Ramos, Elena Rodríguez, Miriam Rudolph, Osvaldo Salerno, Joaquín Sánchez, Yuki Yshizuka.

Pequeña iluminación de una noche larga


Se habla de la noche, muchas veces, en sentido figurado. La noche ha tenido mala reputación casi siempre,
igual que la sombra en la cultura occidental se ha relacionado a lo malo. No ha sido todo esto infundado.
Durante la noche la visibilidad se reduce y lo clandestino puede tomar posición, tanto lo considerado
represor como lo liberador. Sí, la noche puede ser amenazante, porque la primacía del sentido de la vista
ha devenido en anulación de la autonomía de los demás sentidos.


Debemos, sin embargo, ante la luz perpetua que hoy se impone a la noche, empezar a construir un elogio
de la oscuridad. Porque hay cosas que solo se ven cuando esa luz se apaga.
En Supervivencia de las luciérnagas, el historiador del arte francés Geroges Didi-Huberman trae a colación
a Pier Paolo Pasolini. La luciérnaga, o lo que representa, sirve en estos autores para mirar sus respectivos
tiempos y lanzar interpretaciones. Es verdad que Pasolini hablaba de otras luciérnagas, le lucciole, hablaba
de los hombres que el deseo llevaba a buscar el amor de otros hombres en la noche de los parques y que
según él estaban destinadas a desaparecer debido a la luz plena y triunfante del fascismo (2012, pág. 18).
Pasolini ofrece una visión derrotista, sin duda. No era para menos.


La lectura que Didi-Huberman realiza es, en sí, una relectura que tiene a su favor el tiempo. No ha pasado
el tiempo de la misma manera en todos lados, pero la historia no ha cambiado demasiado si la vemos
panorámicamente. Ahora se ha complejizado la noche, sus connotaciones. Si bien nos parece que la noche
llegó para quedarse en muchos de nuestros contextos, esa noche que en realidad es la de la luz perpetua
(la Iglesia Católica desea esta luz a aquellos que mueren y suena a castigo eterno), se ha complejizado en
sus lecturas.


Hay una noche que es necesaria, para ver. Hay una noche necesaria que es el único momento en el que
seres que emiten señales de luz, pequeños seres iluminados, pueden ser avistados, sus señales
contestadas. La luz no es emitida para echar luz, para ver mejor, la pequeña iluminación intermitente
reconoce el deseo que espera ser contestado.


He aquí una muestra de luciérnagas que lamparean con sus luces intermitentes, el Paraguay áspero en el
que vivimos, y que con sus señales lo hacen vivible. Personas que se acercan desde sus poéticas, desde
estrategias del sonido o de la imagen para lanzar una cifra en la oscuridad, en una oscuridad “a todas
luces” impuesta por una situación política y social compleja de la que no salimos nunca, y en la oscuridad
necesaria para reconocernos luciérnagas. Bienvenida la noche, esta noche, poblada de pequeñas luces
para resistir el presente¹.


Lia Colombino
Curadora


1Tomo esta frase de Ediciones de la URA, un colectivo transdisciplinar que la adoptó luego del Golpe Parlamentario de 2012. La frase fue acuñada por el artista Fredi Casco.



Asistencia Curatorial: Andrés Ovelar
Diseño de Montaje en La Paz: Lia Colombino y Javier Palma (Elefante Mental)
Agradecimiento: Proyecto Bodoque
El retorno de las obras de los artistas fue posible gracias a la Secretaría Nacional de Cultura